domingo, 16 de diciembre de 2012

Elvis nació en Tupelo

Paseaba por el vertedero municipal de mi pueblo cuando de pronto sonaron voces celestiales. Pensé que era una aparición divina, pues de pronto las montañas de deshechos se llenaban de luz. Agarré una piedra y me preparé para el lanzamiento, pues San Gabriel me debe 150 € de una vez que pillamos farlopa juntos. Cual no sería mi sorpresa cuando, de una mesilla de noche rota con la palabra "mozalbete" escrita en tres idiomas por toda su estructura, apareció Elvis Presley, gordo como una foca monje y meneando su ajada cadera.
- Mierda, Elvis- exclamé- Pensé que estabas muerto.
- Yo pensé que tú estabas muerto.- contestó en tono de broma.
- Muchacho, llama a tu madre que estará preocupada- le aconsejé.
- Y tiene razones para ello.- dijo pensativo- Pero el caso es que he venido a decirte algo. Algo trascendente que cambiará el modo de ver mi obra, una revelación póstuma sobre mí.
- Entonces estás muerto...
-¡Que sí, coño!-vociferó. Le pegué una pedrada en la cabeza y calló inconsciente. Revisé su chaqueta, saqué un paquete de tabaco y me encendí uno, mientras esperaba que recobrase la consciencia. Tardó casi veinte minutos.
- ¿Ya estás mejor?- pregunté.
- Si, ha debido darme un bajón de azúcar.- me contestó Elvis.- Bueno, a lo que íbamos. Venía a decirte que nací en tu pelo.
- Eso ya lo sabe todo el mundo- contesté molesto- Tupelo, Mississippi. 
- No, hombre, no, eso era una broma. Nací literalmente en tu pelo. En el tuyo en concreto y en el de todos en general.
- Creo que no te sigo- dije rascándome la huevada y oliéndome los dedos.
- Yo soy un ente nacido en el pelo de la humanidad. En su cuero cabelludo, para dar alegría a sus melenas.
- No me digas.
- Exacto.- contestó orgulloso- He nacido en el pelo de la gente y creo que es el momento de que lo sepan.
- ¿Cómo es eso?
- Mi padre tuvo que mudarse al pelo por motivos de trabajo. En esa época era un mal barrio, pero tuve una infancia feliz entre piojos y grasa capilar.
- Ahora lo entiendo todo- dije sorprendido- Todo cuadra.
- Sabía que lo entenderías, hermano- respondió satisfecho, abrazándome- Ahora debo irme. Extiende el mensaje.
Y desapareció como había venido. La verdad es que no entendí un carajo, pero me gusta hacerme el interesante con la gente muerta. Así que ya lo sabéis. Elvis nació en tu pelo. En el tuyo y en el de todos. Y por eso siempre estará, de alguna forma, con nosotros. Menos con los calvos.

2 comentarios:

  1. los calvos no tienen alma... menos Constantino Romero claro, que ese es dios (y por tanto, no existe)

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  2. Y Antonio Resines, que en realidad no es calvo, es que le crece el pelo pa dentro.

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