miércoles, 4 de julio de 2012

Tócame la balalaika

Mis andares literarios me llevan esta vez a traeros una poesía pura y limpia, cargada de sentimiento. Un sentimiento inherente a las relaciones, de anhelo y deseo hacia esa persona que tiene la llave de nuestra felicidad en su mano. A veces un gesto tan pequeño representa un bien tan grande. Ese algo especial que nos determina a perseguir a nuestra pareja ideal, contenido secretamente en un gesto de afecto y cariño. En un gesto tan inofensivo como la música, como la noche. Como los dedos de una mujer amada alrededor de la balalaika.

Tócamela una vez más.
No dejes que se esfume
el momento sin que chorree
la música por tus paredes
porque te arrepentirás.
Tócala sin miedo.
Permite que se estrellen
las notas entre tus senos,
que la noche se desperece
y bajo tus dedos empiece
un tempo que sea nuevo.
Tócame la balalaika,
y me refiero a mi pene
que tantas horas de restriegue
comienzan a hacerme mella.
Si no piensas merendar
mejor no juegues con ella.

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