viernes, 1 de junio de 2012

Cagarse en los oídos de la superstición

El gran problema es que no entendemos un carajo. Necesitamos encontrar un patrón fijo en procesos determinados por infinidad de factores, lo que nos lleva a una especie de frustración y de miedo al no saber lo que va a pasar. Entonces nos agarramos a un montón de estupideces, derivadas de un tiempo pasado en el que  ese hecho si que era uno de los factores determinantes. Y eso en el mejor de los casos, porque en otros simplemente es una paparrucha que se le ha ocurrido a un tío puesto de algún tipo de droga psicotrópica o que tiene un serio trastorno psiquiátrico no diagnosticado.
Pero claro, hagámosle caso al loco, su visión de la vida es mucho más aceptable que el hecho de que desconocemos algunas cosas. Parece mucho más sencillo consentir en que rajarle las tripas a un pájaro es un inequívoco portal al futuro que aceptar que estamos expuestos a factores que desconocemos y que denominamos, por tener la ausencia de control sobre ellos y desconocer sus causas, azar.
A mi entender, necesitar de un montón de espíritus malignos o benignos que pueden manejar a placer ciertas visicitudes de nuestra vida y que son tan fácilmente manipulables como para decidirles entre una cosa y otra lanzando sal por encima del hombre es, probablemente, de las mayores chorradas y niñerías que puede encontrarse. Es como solventar un problema de escasez de camaradas mediante la invención de un amigo imaginario que piense que eres superchachi y te invite a continuar tus estiramientos para llegar a felarte tu propio pene porque "tú eres capaz de todo lo que te propongas, mejor amigo":
Por dios, echémosle un par de huevos al asunto y dejemos de tenerle miedo a lo desconocido de una puñetera vez. Desde un punto de vista del racionalismo parvulario, es obvio que la respuesta lógica a una serie de factores no controlables no es otra que el aprender a lidiar con ellos, improvisando y adaptandonos a las puñeteras situaciones. Y si no, pues teneis bien merecida la caja de pino. Es la puta evolución, lo tomais o lo dejais, pero las cosas son así.

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