martes, 4 de febrero de 2014

I love you

Parece difícil, con el mercado saturado de porquerías sentimentaloides que pintan de color amor romántico un montón de ganas adolescentes de fornicio, sentirse hoy día completamente embargado y conmovido ante ese sentimiento tan complejo e insondable que nació tal como lo conocemos en el siglo XIX: el amor.
Sin embargo, avisado quedas, avezado lector, de que las historias más conmovedoras que el amor nos ofrece están en los lugares donde menos deberían estar. Sin ir más lejos, me encuentro a mí mismo profundamente conmovido (soy valiente, no niego mis sentimientos así como no niego mis erecciones) observando un vídeo pornográfico recopilatorio cuyo título promete "Los 13 orgasmos más ridículos que haya habido nunca". Tras los primeros cinco clips de vídeo, que le dejan a uno sonriente y excitado como un salmón en celo, llegué al supuestamente 6º orgasmo más ridículo, que me arranca de una hostia la sonrisa de la cara. A pesar de que el clip de vídeo os lo incluyo a continuación, creo que es menester relatar la sórdida, ridícula y apasionante historia que estos pixels con formas sinuosas ocultan.
En el magníficamente clásico escenario de un parking público, una señorita cabalga con palpable fruición el inflamado miembro de un caballero recostado en el suelo. Cercana a la catársis orgásmica, la señorita (que, por cierto, se llama Kristina Rose) reitera entre sollozos que ama a su compañero de farándula. Esta situación abunda en las tomas falsas del porno, en momentos en que la intensidad del coito conduce a uno o más de los actores a declarar su amor al resto del reparto. Situación coreada por las risas y las mofas de todo el equipo de rodaje que lo presencie. Sin embargo, en esta ocasión, la señorita Rose brama y reitera sollozando que ama a su interlocutor, sin ningún tipo de reparo. Después reiterará que está a punto de correrse, lo que sí es una situación más coloquial en el mundo de la pornografía, pero a priori, mientras el actor se concentra en mantener el distanciamiento necesario para ejercer este show bussines, ella lo mira y le dice una y otra vez "te amo tanto". Precioso y sórdido al mismo tiempo. Tras correrse, en un gesto inusitado de ternura que casi acaba con mi negro corazón, ella se recuesta sobre él, le agarra el rostro y le dice de nuevo "I love you".
Desconozco las circunstancias de esta situación. Quizás la pobre señorita Rose se derrumba ante una grave carencia de afecto, o incluso puede que realmente esté enamorada del susodicho actor. Pero la inconveniencia de la frase en la situación, la fruicción, el éxtasis y la intensidad, en un garage, ante las cámaras, ha sido un feliz compendio de circunstancias que han llevado a la captación de este momento de romanticismo absoluto del que él no sabe como defenderse. Y mientras ella solloza y se corre a partes iguales, en mitad de la intensa declaración. Quizás sea yo, que tengo la puta cabeza quemada de drogas y porno, pero me ha parecido una situación tan inusual y maravillosa que es digno de hacerse patente e incluso de recordarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario